Para depurar tu hígado prueba a sustituir el azúcar de tus preparaciones por otros endulzantes naturales, como la estevia, la miel o el jarabe de arce...
En nuestro espacio te hablamos muy a menudo de las consecuencias nocivas del consumo de azúcar. No obstante, todos sabemos que es muy difícil prescindir de él. Hace que nuestro café sea más delicioso, que las mermeladas sean más agradables y nuestros postres más atractivos.
A pesar de ello, es importante saber que eliminar por completo el azúcar blanco refinado de nuestra dieta es un modo de ganar en calidad de vida. Y no solo eso. Es también la clave que nos evitará sufrir muchas enfermedades asociadas al hígado, tan frecuentes entre nuestra población.
Hoy queremos explicarte todo lo que el azúcar le hace a tu hígado y cómo curarlo en caso de que sufras alguna inflamación en este órgano vital para nuestro cuerpo.
La relación entre el hígado y el azúcar
Nuestro hígado es ese laboratorio perfecto encargado de depurar nuestro organismo, sintetizar enzimas y, además, actúar como la reserva de glucosa (energía) en el cuerpo. Es decir, es él quien nos ayuda a mantener los niveles de azúcar en la sangre y otros combustibles del cuerpo en adecuado equilibrio.
Es importante tener en cuenta, además que, cuando comemos, el hígado es quien va a almacenar el azúcar de esos alimentos que le aportamos a nuestro organismo. Cuando necesitemos energía o cuando nuestros órganos o músculos lo requieran, lo transformará en glucógeno .
¿Por qué el azúcar daña nuestro hígado?
- El azúcar blanco que consumimos cada día está compuesto en partes iguales por glucosa y fructosa. Esta última es casi tres veces más dulce que el primero.
- La glucosa puede ser metabolizada por cualquier órgano y no ocasiona excesivos problemas, mientras que la fructosa solo la acepta el hígado. ¿Qué ocurre entonces? Que toda la fructosa va directamente a este órgano, hasta el punto de recargar su trabajo y colapsarlo.
- Cuando el azúcar blanco llega en exceso a nuestro hígado, este lo convierte casi en su totalidad en grasa. ¿Sabes lo que puede ocurrir después? Que se produce una resistencia a la insulina. Si esto ocurre, nuestras células se volverán resistentes a esta hormona, con lo cual el páncreas intentará por todos los medios equilibrar el azúcar produciendo niveles más altos de insulina, hasta provocar que nuestro cuerpo acumule cada vez más grasa.
- Además, al haber un exceso tan elevado de azúcar en sangre y de insulina, se bloquea a su vez la actividad de un hormona llamada leptina, que se encarga de regular nuestra sensación de hambre.
- Un nivel elevado de insulina deriva también en hipertensión y en una bajada del llamado colesterol bueno, ocasionando lo que se conoce como “síndrome metabólico”. Todo ello deriva en lo que todos conocemos como “hígado graso”.
- Es frecuente que muchas personas piensen que el hígado graso se produce por la ingesta de alcohol pero, en realidad, es el propio azúcar el verdadero enemigo de su salud, él quien lo inflama y lo enferma.
Cómo depurar tu hígado del exceso de azúcar
Hemos de tener muy claro que para disfrutar de un hígado más sano y fuerte es necesario empezar a restringir el consumo de azúcar. Existen sustitutivos muy interesantes que debes tener en cuenta e incluir en tu dieta a partir de ahora:
- Estevia
- Miel
- Néctar de agave
- Jarabe de arroz integral
- Xilitol
- Malta de cebada
- Jarabe de arce
- Azúcar de coco
- Azúcar de dátil
Conoce ahora cómo depurar tu hígado del exceso de azúcar para fortalecerlo y optimizar así sus funciones.
1. Tomar un ajo en ayunas
Consumido en ayunas, el ajo se alza como un poderoso antibiótico natural y como un favorecedor de la salud del hígado y del páncreas. Elimina bacterias, reduce la hipertensión y el colesterol elevado y nos ayuda además a limpiar nuestra sangre. Así que, no lo olvides: ¡Toma un diente de ajo en ayunas y cuida de tu salud!
2. La terapia del limón congelado
Es importante saber que la corteza del limón es la parte más rica en antioxidantes. Estos, junto a la vitamina C, nos ayudan a depurar y fortalecer el hígado. Para beneficiarnos de esta técnica, basta con congelar un limón. Después, no tendremos más que ir rallándolo para incluirlo en nuestras ensaladas, en nuestro bol de avena, en ese yogur blanco del mediodía.
Nos beneficiaremos de todo el limón, incluida su piel. Algo maravilloso para nuestro hígado.
3. Agua de alcachofas
Las alcachofas y, en especial, el agua que se produce durante su cocción, son ideales para el hígado. Depuran y aportan vitaminas adecuadas que no solo fortalecen nuestro hígado, sino que también lo regeneran.
Preparación
Cuece dos alcachofas con un litro de agua. Una vez estén blanditas, separa las alcachofas y quédate con el agua resultante. Llévala a una botella de cristal y añade el jugo de un limón. Tomaremos esta agua a lo largo de todo el día, siendo la primera taza en ayunas. Ideal si repites este tratamiento a lo largo de 10 días, una vez al mes.
4. Los mejores alimentos que depurarán y cuidarán de tu hígado
- El pomelo (toronja)
- El té verde
- Las verduras de hoja verde
- La clorofila
- El aguacate
- El brócoli
- La manzana
- El aceite de oliva y el aceite de linaza
- El arroz integral
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